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TORMENTA IGNEA CHILE 2017

Mega incendio de mayor magnitud en la historia de Chile Infografía UC 2021

Chile es uno de los países más vulnerables del mundo a los efectos del cambio climático según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), donde las más claras manifestaciones son eventos extremos, como sequías o lluvias intensas, gatilladas por manifestaciones meteorológicas. Según Marc Castellnou, especialista en análisis de incendios forestales de la Unión Europea, los eventos ocurridos entre el 18 de enero y el 5 de febrero de 2017 constituyeron una “Tormenta de Fuego”. Esta denominación surge de la caracterización de las condiciones de desarrollo de los incendios, las cuales fueron potenciadas por la acumulación de combustible durante ocho años de sequías generadas por el cambio climático y condiciones meteorológicas extremas antes detalladas. Internacionalmente estas características y comportamientos desarrollados por los incendios se agrupan, junto con las estrategias establecidas para su combate, bajo el concepto de “generaciones”.

La “Tormenta de Fuego” ocurrida fue catalogada de sexta generación por Marc Castellnou, especialista de la Unión Europea, al sumar a las características de un evento de quinta generación (como son la continuidad de combustible, una rapidez de propagación, una alta intensidad energética, el daño a zonas urbanas y la simultaneidad de ocurrencia por efecto de cambio climático), ya que es capaz de modificar la meteorología de su alrededor, es decir, la virulencia del fuego crea potentes columnas de aire caliente que desprenden tanta energía que son capaces de producir sus propias nubes o tormentas (pirocúmulos).

IMPACTO EN EL SECTOR

El detalle por región y categoría de uso de suelo se puede apreciar en la tabla n°1. La mayor proporción de daño corresponde a plantaciones forestales (siendo un 80% pino radiata); bosques nativos en su mayoría del tipo esclerófilo, praderas y matorrales.

En relación a plantaciones forestales, un 52% de la superficie corresponde a grandes empresas forestales, un 29% a pequeños propietarios forestales, un 16% a medianos propietarios y un 3% a empresas medianas. Como una medida de magnitud, en plantaciones lo quemado corresponde al 8% de la superficie nacional.

El efecto asociado al sector pecuario afectó a 4.696 agricultores, quienes tuvieron pérdidas efectivas por efecto del fuego o se vieron bajo serio riesgo de muerte de sus animales por falta de forraje y alimentación.

En términos concretos, junto con la pérdida de cultivos y plantaciones, pequeños productores agrícolas fueron además afectados con la pérdida de sus ganados y colmenas, que constituían parte importante de su capital de trabajo. Esta emergencia involucró a casi 45 mil cabezas de ganado ovino y caprino, 46 mil colmenas de abejas, ocho mil 500 cabezas bovinas y cinco mil 600 equinos.

MAPA DE LAS ZONAS AFECTADAS

Lo que se distribuye en MM USD 110.7 millones de bosque nativo, MM USD 25 millones de infraestructura, y Agricultura: MM USD 36, aproximadamente, entre frutales, praderas, cultivos anuales y forrajeras quemadas. El 80% corresponde a praderas y frutales, en proporciones similares (Fuente OSEPA). Foresto- industria: MM USD 497 (Fuente ODEPA).

Esta “tormenta de fuego” se caracterizó por la alta simultaneidad de incendios propagándose a gran velocidad, intensidad y continuidad. La noche del 25 de enero, solo el incendio de Las Máquinas de la región del Maule, incrementó su superficie en aproximadamente 114 mil ha en 14 horas. Esto es 1,8 veces la superficie de Santiago.

Según Castellnou, en sus primeras 14 horas este siniestro quemó 115 mil hectáreas al avanzar a una velocidad de 6 kilómetros por hora con una intensidad promedio de energía de 60 mil kilovatios/metro, lo cual superó en diez veces la capacidad máxima de referencia de extinción de fuego a nivel mundial (6 mil kilovatios/metro). Fue tal su magnitud que calcinó el pueblo de Santa Olga (mil viviendas) y tuvo la capacidad de alterar los comportamientos de patrones sinópticos de temperatura y humedad en todo Chile Central, llegando su influencia incluso hasta la Isla Robinson Crusoe.

AERONAVES AL RESCATE Y RECURSOS HUMANOS DISPONIBLES

Se trasladaron desde otras regiones y en un mínimo de tiempo, Brigadas de CONAF, Unidades de Bomberos y BRIFES de las FF.AA. Se mantuvo un sostenimiento logístico para labores de soporte, apoyo, combate y control de incendios, como también a las solicitudes levantadas por las comunas. Se distribuyeron miles de litros de combustible, agua, raciones de alimento, sumando a ello miles de herramientas, kits de aseo y material de alojamiento.

La catástrofe se inició el 18/01/2017, y la flota aérea de CONAF a esa fecha estaba constituida por 29 aeronaves, además de recursos aportados por ONEMI (16 helicópteros), apoyo internacional (1 helicóptero y 3 aviones) y apoyo de particulares (4 helicópteros). Entre el 1 y el 5 de febrero se incrementó la flota con 37 aeronaves de CONAF, 19 de ONEMI, 5 de Cooperación y Donación Internacional, y 3 de donaciones particulares nacionales, lo que suma un total de 64 aeronaves.

El Gobierno aceptó la donación del avión Supertanker hecha por la Fundación Viento Sur en menos de 24 horas. Durante el periodo de la emergencia, el total de agua lanzada para el combate de los incendios fue de 42.839.652 litros. De ese total, el avión Supertanker lanzó 2.736.000 litros, equivalentes al 6,39% del total. En tanto el avión ruso Ilyushin IL -76 tuvo una efectividad superior en relación a la cantidad de cargas efectivas y la caída en lugares estratégicos.

Se movilizaron un total de 1.575 brigadistas de CONAF 1.083 combatientes de BRIFE y BRIFAR y 631 combatientes de la cooperación internacional, que en total suman 3.294 combatientes en la línea de fuego. Junto con ello se entregaron elementos de emergencia para personas afectadas o damnificadas.

PARA CONSIDERAR A FUTURO

La combinación de condiciones meteorológicas adversas, configuró el factor “30-30-30 “que es una situación que los organismos que combaten incendios forestales consideran como "extrema". Son tres condiciones climáticas que, juntas, activan una propagación rápida del fuego: 30 o más grados Centígrados de temperatura, menos de un 30% de humedad del ambiente y más de 30 nudos de velocidad del viento.

En ecosistemas boscosos, los incendios forestales conforman un proceso vital y esencial para los procesos de sucesión ecológica y mantenimiento de la estabilidad al interior de los ecosistemas. Sin embargo, esta estabilidad ha sido crecientemente modificada por la acción humana, a través de la intervención cada vez más agresiva sobre los recursos naturales renovables.

Durante la quema de un bosque, el dióxido de carbono almacenado por los árboles durante décadas, es liberado a la atmósfera en cuestión de horas. En consecuencia, si la vegetación quemada no se regenera, el dióxido de carbono liberado permanece en la atmósfera. Estos gases liberados contribuyen al calentamiento global, desencadenando en forma gradual un cambio climático a nivel planetario.

Los incendios de 2017 arrojaron alrededor de 100 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente a la atmósfera, cercano a los 111,6 millones de toneladas que se emitieron en todo Chile el año 2016.

INFOGRAFÍA UC // DICIEMBRE 2021

Equipo de trabajo: José Carter, Verónica Gatica, Francisca Patricia, Constanza Valdovinos, Benjamín Vicente.