Mientras que en un entorno gráfico lo que ves es prácticamente lo que hay, en la línea de órdenes las posibilidades de configurar y de llevar a cabo órdenes es prácticamente infinita, además de extensible. En un entorno de desarrollo es mejor aprender a manejarla bien, ya que nos permitirá acceder a todo tipo de scripts y de opciones de los mismos. Aunque es posible que se pueda trabajar desde un entorno integrado, lo mejor es, para una bulla, poder echar mano de la línea de órdenes.
Casi todas las distribuciones Linux modernas, e incluso Windows en su
subsistema Ubuntu y MacOS en su línea de órdenes,
trae bash
. Es
suficientemente buena para la mayoría de sus objetivos. Sin embargo,
otros dos entornos, zsh
y fish
, son bastante más configurables y
ofrecen una serie de facilidades para el programador que los hacen
bastante interesantes.
Para instalarlos, sigue el procedimiento habitual en tu sistema
operativo: apt
, yum
, brew
o similar.
Todos los shells mencionados anteriormente son temables, es decir, los puedes configurar para que la línea de órdenes presente información relativa a la rama del repositorio de código en la que estás, versión del intérprete o compilador con el que estás trabajando, aparte de si hay cambios en el repositorio o el directorio en el que estás.
Aunque estos temas se pueden configurar a mano a base de cambiar el
PROMPT
, es mejor usar aplicaciones que te permitan elegir temas que
tengan ya una combinación de colores, caracteres y líneas de estado
predeterminados. Bash-it es uno
de ellos, pero también
Oh-My-Zsh para zsh
te
proveen esta facilidad.
Por ejemplo, en la línea de órdenes anterior se muestra la rama del
repositorio en la que se está (master
), así como, con la cruz
amarilla, el hecho de que hay cambios en el repositorio que no se han
registrado. Esto nos ayuda a conocer de un vistazo el estado del
mismo, y toda la información que presentan, como el directorio, a
navegar más fácilmente mientras estamos desarrollando.