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Editorial EDSL #4 extended version
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Las arenas, las plataformas
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Editorial EDSL #4
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En el prólogo de EDSL #3 nos cuestionábamos sobre las particularidades
de una línea editorial en el marco de un proyecto como EDSL, que viene a
tratar de proponer lecturas, lineas de crítica y reflexión en torno a la
cultura libre...
El diagramado de una publicación es sin duda un proceso creativo, y como
mencionábamos en el número anterior, nosotras lo desentrañamos en
recorridos contingentes que definitivamente no son lineales. Esto se
debe a que --algunas veces más inconcientemente que otras-- nos
proponemos ofrecer recorridos que sean capaces de reflejar el proceso a
través del cual nosotras mismas nos desenvolvemos como sujetas críticas
en este momento de la historia.
Sin embargo, con el discurrir de la actividad y los números, nos
encontramos con que a veces, este proceso creativo adquiere un carácter
expresivo concreto en una direccionalidad particular. De esta manera
hemos notado que nos surgen por ejemplo, propuestas de lecturas que
circunscribimos en análisis un tanto más cerrados, sobre problemáticas
particulares que nos interpelan y nos permiten ir involucrando nuevas
formas y definiciones para nuestra propia voz.
En este número identificamos una serie de hilos que atraviesan nuestra
selección de textos, que los atraviesan como ejes conductores de forma
que no nos permiten tanto resolver un cuadro acabado, sino establecer
una grilla de referencias para posicionarnos o por lo menos, organizar
niveles de debate para lograrlo.
Por un lado, Trebor Scholz en _Cooperativismo de plataforma_ propone un
golpe de vista particularizado sobre el modelo laboral, económico y
financiero que sostiene las plataformas que moldean Internet --y que
podrían sostenerlas; mientras que por el otro, con Evgeny Morozov en _El
buscamemes_ y Olia Lialina en _Usuaria Turing Completa_, nos es posible
recorrer el bardo mitológico y las voces de los profetas que solapan las
ideologías y procesos que regulan nuestros imaginarios, nuestras
actividades y nuestras cuerpas. Así, las problemáticas se dimensionan
históricamente y se enhebran desde los cabos sueltos del uso de los
conceptos (o como diría Morozov, _los memes_). Pero sobretodo eso, el
concepto en su giro hacia el meme es la propuesta de arena, más
significativa en este EDSL #4.
En el chamuyo de los gurúes del valle de silicona, más que alguna que otra
palabra, un ejército de palabras-términos-conceptos acuden al servicio de
las ideas faltantes para describir el modelo de negocios que vienen levantando
en internet: _open source_, _web 2.0_, gobierno 2.0, _sharing economy_, etc.
Ideas que acuden desde un supuesto pasado que se refunda en continuidad con un
presente aparentemente apropiable siempre y cuando suscribamos a la jerga
correcta. En ese revisionismo que no llega a desandar el camino teórico y
político de diagnósticos y pretensiones, esos varones tecnócratas, rubios
(cuando no racialmente, lo son en un sentido ideológico), de mediana edad,
entre académicos y empresarios, no escatiman en sesudos análisis _ex post_.
Los conceptos y los modos de pensamiento son modos de existencia (Deleuze dixit).
Es decir, los conceptos no están flotando en el éter, ni inscriptos en la
naturaleza de la conciencia colectiva para siempre, a la espera de que los
accedamos, ni como cosas inmutables fuera de todo tiempo y espacio. Todo lo
contrario, una característica constitutiva de los conceptos es su carácter activo.
Los conceptos se desarrollan, cambian, conllevan supuestos y consecuencias,
condiciones y efectos. La tarea de desarrollo y despliegue no es un proceso
externo al concepto, sino que es fundamental a su constitución. Por eso, toda
actividad conceptual (o conceptualizante (?)) que establezca la finalidad de
producir definiciones acabadas, contiene y consolida las condiciones de
distribución de poder en las que se lleva a cabo.
Así, las nominalizaciones que hacen estos profetas 2.0, pretenden fijar el
sentido sobre los procesos: desde las formas del entusiasmo o el sensacionalismo,
hasta la aparente neutralidad de su lazo temporal objetivo.
Generalmente bendecidas por la moderación de las TED_talks_, estas nominalizaciones
se articulan y entremezclan con ciertas modalidades narrativas que disputan
valoraciones. De un lado están las mitológicas que cobran forma del momento
fundacional de la novedad genuina, la singularidad de lo original o del paraíso
perdido del que fuimos desterradas por un pecado desconocido. Del otro lado,
el anecdotario: la remembranza subjetiva en lugar del análisis histórico colectivo,
una escultura moldeada entre el documentalismo testimonial minimalista-subjetivo y
el heroísmo individualista. Como resultado estos tipos tienen los medios y la
capacidad de fijar simbólicamente y cosificar procesos dinámicos desde la perspectiva
del poder.
Hacer una actualización parcial de los procesos socio-tecnológicos es su estrategia
(la blanquean bastante), y con ella pretenden cerrar la profundidad de campo de todos
los recorridos lingüísticos, políticos y teóricos que nos podrían haber llevado a
pensar formas diferentes de elaborar el problema normativo (y hasta si se quiere,
policial) que tiene de trasfondo cualquier lectura y configuración del presente.
Su intencionalidad no se queda ahí, sino que se proyecta hacia el futuro, seguir
perpetrándose en el poder exegético de interpretar el hipermedio. El resultado es el
esperable en un proceso comandado por el capitalista colectivo, sin la construcción
de posibles lecturas alternativas, no queda otra que caer en un ciclo de recomposición
perpetua de las condiciones de acumulación del capital en sus manifestaciones política
y económica: la restauración del estado de derecho y la recuperación de la tasa de
ganancia. De esta manera la teoría de _Silicon valley_ contiene el áura de su matriz
productiva: produce y reproduce las condiciones para su propio desarrollo, reencausando
el relato que legitima su propio modo de acumulación.
El _punch_ marketinero -léase publicidad = propaganda- es el solucionismo, el imaginario
de que ya no debemos tener miedo a lo que se venga en la historia de la explotación de
los bienes comunes para su procesado y puesta en venta en el mercado global. No. Porque
todo se va a poder solucionar con la tecnología. Esta noche y todas las que se vengan,
los chicos de la cuadra se podrán acostar a dormir tranquilos gracias al colapso de todas
las historias de terror que poseyeron las pesadillas del desarrollo económico durante los
dos siglos pasados. Como vemos, el efecto final de la piña radica en un valoración
exacerbada del orden.
En un sentido amplio, los conceptos (y los contenidos en general), como los medios y el
_software_,son tecnologías que nos subjetivan. El problema es que en la separación
-no simplemente analítica sino como si fuera real- entre lo cultural, lo político y lo
económico,nosotras las usuarias quedamos en el lugar de agentes pasivas; y es esa
pasividad la que nos subjetiva. Los burócratas de la tecnología y la lingüística, con sus
_features_ y sus medios, tienen el poder de imponernos sus plataformas políticas,
económicas, simbólicas y estructurales. Nosotras estamos desposeídas, alienadas del poder
de subvertir ese flujo. Por eso tenemos que generar nuestras propias tecnologías (en un
sentido amplio) que nos definan como nosotras querramos. No hay nada que recuperar en el
valle paradisíaco que nos pintan los tecnócratas de la internet de “lo que ves es lo que hay”.
Tenemos que autoemanciparnos de la batería técnica y teórica de los cazadores de memes;
generar condiciones materiales es decir técnicas, que nos habiliten una disputa simbólica de lo
real y nos permitan recuperar el poder sobre nuestras identidades, de los medios, los objetivos
y de los términos sobre los cuales nos definimos y nos organizamos, como movimiento real capaz
de anular y superar el estado actual de las cosas.